Paryaqaqa or Tulluqutu, a regional deity, a mountain god, is the highest mountain in the Paryaqaqa mountain range (or Waruchiri mountain range) in the Andes of Peru, about 5,750 metres high.
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"Pariacaca, ruta de dioses, camino de hombres"
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El Nevado Pariacaca, ubicado en los andes centrales entre los departamentos de Lima y Junín, tiene dos picos (Norte 5730, Sur 5750), según la Cosmovisión andina el adoratorio de Pariacaca era considerada como una de las más importantes deidades del Tahuantinsuyo, por ello era motivo de peregrinación, y definían los extremos de un vasto espacio sacralizado que era unido por el Camino Inca que recorre las cuencas de los ríos Lurín, Mala, Cañete y Mantaro. En dicho espacio se realizaron las hazañas de los dioses, héroes y pueblos de la costa y sierra de Lima prehispánica que son narrados en el "Manuscrito de Huarochirí".
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(Mito prehispánico que relata el origen del dios Pariacaca, deidad de Perú.)
En aquellos tiempos, los hombres vivían en guerras permanentes y sólo reconocían como sus
Curacas (gobernantes) a los más valientes y ricos.
Pariacaca nació de cinco huevos en el cerro Condorcoto (ubicado en la provincia de Huarochirí, departamento de Lima).
Un pobre hombre llamado Huatyacuri, hijo de Pariacaca, fue el primero en enterarse de ese nacimiento.
Un poderoso y gran señor llamado Tamtañamca, cuya casa estaba cubierta de plumas rojas y amarillas, poseía llamas de todas las especies: amarillas, rojas, azules. Este hombre presumía de ser un gran sabio, a pesar de sus conocimientos limitados, y fingía ser dios y creador. De todas las comunidades llegaba gente para honrarlo y venerarlo, mientras él engañaba a todos.
Este hombre, quien se creía adivino además de dios, enfermó gravemente y la gente se preguntaba cómo era posible que un sabio como él padeciera algún tipo de dolencia. Tamtañamca, en su afán por curarse, llamó a todos los sabios, pero ninguno supo encontrar qué enfermedad lo aquejaba.
Huatyacuri, que venía desde el mar, escuchó a dos zorros que conversaban:
—Hermano, ¿cómo está la situación arriba?
—Un señor de Anchicocha que finge ser dios y gran sabio está enfermo y todos los adivinos tratan de encontrar el origen de tan extraño mal —le contestó el otro.
El zorro que subía volvió a preguntar:
—¿Y cómo fue que se contagió ese mal?
El que bajaba le respondió:
—Mientras su esposa tostaba maíz saltó un grano de muchos colores y, antes de tocar el piso, tocó las vergüenzas de ella que lo recogió y se lo dio a comer a otro hombre. Por eso, ahora se la considera adúltera, y hay una serpiente que vive sobre la casa y se los está comiendo. También hay un sapo de dos cabezas que vive debajo de su piedra de moler maíz. Y nadie sospecha que son ellos quienes enferman a Tamtañamca.
Este gran señor, que estaba enfermo por haber fingido ser dios, tenía dos hijas. La mayor se había casado con un hombre muy rico de su ayllu.
Huatyacuri llegó al poblado y preguntó a todos si había alguien enfermo en la comunidad. Chaupiñamcci, la hija menor de Tamtañamca, le respondió que sí, que su padre estaba muy grave.
Huatyacuri le dijo:
—Cásate conmigo y yo sanaré a tu padre.
La joven se negó, por tratarse de un indio sucio y pobre; luego fue y le contó a su padre que un pobre hombre le había dicho que lo iba a sanar. Los sabios que estaban allí, cuando escucharon sus palabras, se echaron a reír y dijeron:
—¿Estaríamos nosotros aquí intentando curarlo, si un pobre como ése fuera capaz de hacerlo?
Sin embargo, Tamtañamca hizo llamar a Huatyacuri porque deseaba mejorarse.
—Que venga cualquiera que sea capaz de sanarme.
Huatyacuri entró y le dijo:
—Si lo deseas, voy a curarte, pero me tienes que dar a tu hija Chaupiñamca como esposa.
Tamtañamca aceptó. Al oír eso, el esposo de la hija mayor de Tamtañamca se puso furioso:
—¿Cómo podré aceptar que la cuñada de un hombre tan poderoso como yo se case con semejante pobre miserable?
Sin hacer caso a los reclamos, Huatyacuri comenzó con su labor.
—Señor, tu mujer es adúltera y su culpa te ha hecho enfermar. En el techo de tu casa hay dos serpientes que te están comiendo y también hay un sapo de dos cabezas debajo de tu batán. Tenemos que matarlos a todos para que te cures. En cuanto a ti, tú no eres un auténtico dios, porque si lo fueras no te habrías enfermado de esta manera. También debes venerar a mi padre, que es un verdadero dios.
Al oír esto, Tamtañamca se asustó. Su mujer, en cambio, gritó furiosa:
—¡Este miserable me insultó sin motivo, yo no soy una adúltera!
Pero como el enfermo tenía muchas ganas de curarse, mandó que Huatyacuri hiciera lo necesario. Sacaron a las dos serpientes y las mataron. Entonces Tamtañamca supo que Huatyacuri decía la verdad y su mujer no tuvo más remedio que confesar su culpa. Luego, levantaron el batán y el sapo de dos cabezas salió saltando rumbo a la quebrada de Anchicocha, donde aún permanece escondido en un manantial; y cuando los hombres pasan por allí, los hace desaparecer o enloquecer.
Al finalizar su labor, el enfermó sanó. El dia señalado, Huatyacuri viajó a Condorcoto y ahí estaba Pariacaca, en forma de cinco huevos. Entonces, el viento comenzó a soplar por primera vez. Ese mismo día, Tamtañamca, ya sano, le entregó a su hija y ambos emprendieron viaje. Mientras caminaban solos por un paraje cerca al cerro Condorcoto, consumaron su unión. Cuando el esposo de la hija mayor de Tamtañamca se enteró, desafió a Huatyacuri a competir en distintas pruebas para vencerlo y cubrirlo de vergüenza. Huatyacuri aceptó el reto y fue a contarle a su padre Pariacaca, quien aún no nacía y seguía en forma de cinco huevos, todo lo sucedido.
—Muy bien, cualquier cosa que te proponga, ven enseguida y cuéntamela, yo te aconsejaré —dijo Pariacaca.
La primera prueba consistió en medir su resistencia bailando y bebiendo. Huatyacuri fue a contarle a su padre Pariacaca, quien le dijo:
—Ve a la otra montaña, transfórmate en un guanaco y échate fingiendo estar muerto. Temprano en la mañana, un zorro y su esposa irán a verte, ella llevará chicha en un poronguito y él llevará su tambor. Cuando te encuentren, intentarán comerte creyendo que estás muerto, pero antes de que lo hagan, conviértete de nuevo en hombre y grita con todas tus fuerzas; ellos se asustarán tanto que saldrán huyendo olvidando sus cosas. Con ellas asistirás a la competencia.
Huatyacuri hizo todo lo que su padre le recomendó. Cuando comenzó la competencia, el hombre rico fue el primero en bailar. Aproximadamente doscientas mujeres bailaron para él. Cuando le tocó el tumo a Huatyacuri, entró a bailar sólo con su esposa y al tocar su tamborín, la tierra empezó a temblar como si bailara al compás del sonido; de esa manera, ganó la competencia. No sólo bailó la gente, sino la tierra también.
Luego tocaba beber. Huatyacuri y su esposa se sentaron en el lugar de honor y todos los hombres presentes se acercaban y les servían chicha, uno tras otro sin dejarlos respirar, pero la bebida parecía no hacerles efecto. Cuando le tocó a Huatyacuri servirles a todos los presentes, sacó el poronguito de la zorra. Todos se echaron a reír y se burlaban diciendo que era muy pequeño para saciar a tanta gente. Pero apenas les servía y bebían, uno a uno caían sin sentido; y así ganó otra competencia.
Como había vencido también en esta prueba, al día siguiente, el hombre poderoso lo desafió de nuevo. Esta vez el reto consistía en vestirse con las más finas ropas. Nuevamente Huatyacuri consultó con su padre, quien le dio un traje de nieve con el cual venció a su rival y deslumbró a todos. Derrotado por segunda vez, ahora el desafío era llegar a la plaza bailando con un puma a cuestas. Huaty’acuri pensó en atraerlos con poesía. Siguiendo las instrucciones de su padre, fue muy temprano a un manantial y trajo un puma dorado. Cuando llegó a la plaza danzando con él, todos los presentes quedaron maravillados; venció nuevamente a su cuñado y en el cielo apareció por primer a vez el arco iris.
En consecuencia, el hombre rico y poderoso quiso competir construyendo unía casa grande. Huatyacuri colocó sólo los cimientos y pasó el resto del día paseando con su miujer. Durante la noche todas las aves y las serpientes que había en el mundo construyeron la casa. A la mañana siguiente, la casa estaba terminada y el hombre rico y poderoso resultó vencido otra vez.
Para terminar definitivameinte las peleas, Pariacaca aconsejó a su hijo que retara al hombre rico a una competencia especial y así lo hizo:
—Yo he aceptado todos tus desafíos y en todos te he vencido, ahora te toca a ti¡ aceptar los desafíos que te proponga yo.
El hombre rico aceptó.
—Bien. Cada uno de nosotros entrará a bailar vestido con una camiseta azul y con pañuelos de algodón blanco en las partes vergonzosas y veremos quién de los dos lo hace mejor.
El hombre rico empezó a bailar; Huatyacuri lo asustó con un grito y cuando el rico salió corriendo, lo convirtió en venado. Su esposa corrió detrás de él. Huatyacuri los persiguió, los alcanzó a ambos y castigó a la mujer por haber aconsejado mal a su marido, convirtiéndola en piedra con la cabeza en el suelo y los pies para arriba, con las piernas abiertas, para que todos los que pasaran por allí vieran sus partes vergonzosas.
El venado partió y vivió en el monte, alimentándose de gente y multiplicándose. Cierto día, en una fiesta cantaron diciendo que, como eran tantos, podían comerse a los hombres, pero un pequeño venado confundió la copla y dijo que si eran tantos los comerían los hombres, y desde ese día, los venados son comidos por los hombres.
Después de todo lo sucedido, Pariacaca y sus hermanos salieron de los cinco huevos, convertidos en cinco halcones. Al tocar tierra, tomaron forma de hombres y comenzaron a andar por el mundo haciendo maravillas y milagros.
Este mito era cosmogónico, ya que remitía al origen de lo existente con la metáfora de los huevos que contenían a los dioses principales. Al mismo tiempo, relataba la procedencia del héroe cultural, Huatyacuri, llegado al pueblo en la forma del indio pobre y sucio al que por su condición todos menospreciaban, pero quien, gracias a sus poderes y sabiduría, logró satisfacer sus deseos (gozar a la joven hija del hombre rico) y castigar la soberbia de su contrincante, venciéndolo rotundamente en todas las competencias a que fue desafiado.
También era un relato que, de forma divertida, narraba el origen sagrado de ciertos animales, como los zorros, las aves, las llamas, los venados y su relación con los hombres.
El amor y el erotismo funcionaban como núcleo estructurante de la visión del mundo, ligando la idea del sentimiento amoroso a la sensualidad y erotismo que desencadenaban hechos fundamentales, como el castigo de la altiva joven que no aceptó haber sido preñada por un joven andrajoso y pobre, aunque luego se le reveló como un dios; o la recompensa mediante el gozo y el disfrute de los sentidos, en el caso de la hija de Tamtañamca.
Fuente: Cachuan, Soledad. Mitología Inca. Buenos Aires: Gradifco, 2008.
Publicado 5th March 2013 por Sergio Gimenez
Etiquetas: Incas Leyenda Mitología Americana
http://mitologia-elemental.blogspot.com/2013/03/leyenda-inca.html
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El Nevado Pariacaca, ubicado en los andes centrales entre los departamentos de Lima y Junín, tiene dos picos (Norte 5730, Sur 5750), según la Cosmovisión andina el adoratorio de Pariacaca era considerada como una de las más importantes deidades del Tahuantinsuyo, por ello era motivo de peregrinación, y definían los extremos de un vasto espacio sacralizado que era unido por el Camino Inca que recorre las cuencas de los ríos Lurín, Mala, Cañete y Mantaro. En dicho espacio se realizaron las hazañas de los dioses, héroes y pueblos de la costa y sierra de Lima prehispánica que son narrados en el "Manuscrito de Huarochirí".
http://es.wikipedia.org/wiki/Nevado_Pariacaca
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El Nevado Pariacaca, ubicado en los andes centrales entre los departamentos de Lima y Junín, tiene dos picos (Norte 5730, Sur 5750), según la Cosmovisión andina el adoratorio de Pariacaca era considerada como una de las más importantes deidades del Tahuantinsuyo, por ello era motivo de peregrinación, y definían los extremos de un vasto espacio sacralizado que era unido por el Camino Inca que recorre las cuencas de los ríos Lurín, Mala, Cañete y Mantaro. En dicho espacio se realizaron las hazañas de los dioses, héroes y pueblos de la costa y sierra de Lima prehispánica que son narrados en el "Manuscrito de Huarochirí".
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Dentro del contexto andino se considera al dios “Wiracocha” o “El gran señor Sol” como el creador del mundo, quien pobló a la tierra quechua de haris (hombres) y Wanblas (mujeres) y distribuyó a los dioses menores por toda su extensión. Estos dioses tutelares fueron llamados APUS.
En la tierra de los Huancas, el gran Wiracocha envío a dos dioses, cada uno con características y rasgos diferentes. Estos dioses fueron el Apu Huallallo Carhuincho o Huallullo Carhuancho y el Apu Pariacaca o Pariaqaqa. Ambos dioses se enamoraron de distintas wanblas y tuvieron una familia muy extensa.
Pero si todo iba bien, ustedes se preguntarán porque estos dioses fueron rivales, pues según cuentan esto habría sucedido por lo siguiente:
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.https://americaindigena.files.wordpress.com/2013/05/922880_376914202425188_1951214698_n1.jpg
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